Una vez finalizada la temporada de caza, es tiempo para reflexionar y darse un respiro con la familia, y nada mejor para hacerlo que disfrutar de la naturaleza, y como no de nuestra sierra, en este caso la de Segura.
No hacen falta muchos preparativos, cámara de fotos, prismáticos, depósito lleno y chocolate con churros en el Bar Vela de Puente de Génave.
Nos pusimos en marcha y subimos por Hornos dirección Pontones, por la nueva variante de la Ballestera, os recomiendo al que no haya subido por esta carretera que lo haga ya que hay 6 ó 7 miradores muy bien situados, desde los cuales se puede contemplar el Embalse del Tranco de Beas y Gran parte de la Sierra de Cazorla, el entorno es una maravilla, eso si un poco dificultoso el trazado pero merece la pena.
Llegamos a la población de Pontones y nos acercamos a ver el nacimiento del Segura, impresionante caudal y un entorno gélido como observareis en las fotografías, maravillas de la naturaleza.
Proseguimos nuestro viaje y llegamos a Santiago de la Espada, nos sorprende la tranquilidad que se respira por estos lares, no parece correr el tiempo, nos parece estar a mil kilómetros de las grandes ciudades.
Nuestro último destino La Matea, pequeña población rodeada de otras muchas aldeas dedicadas al pastoreo; como no, hacemos un alto en el camino para reponer fuerzas y deleitarnos de unas suculentas migas con su correspondiente guarnición y por último probar el cordero segureño a la brasa, otro manjar nada despreciable.
Después de un merecido descanso regresamos a nuestra urbe, haciendo acto de presencia la lluvia al paso por las faldas del Yelmo, y dejandonos esta bonita estampa que recojo en esta foto.
Recomiendo que os animéis a realizar la ruta que no quedareis defraudados.