El pasado sábado 29 de Octubre monteábamos la Asociación Deportiva Lances Monteros la primera de nuestro calendario, concretamente la mancha la Valera en la finca Chortal Palanco de Sierra Morena gestionada por Egmasa.
La ilusión la noche de antes en el sorteo era latente, la mancha había sido mimada al máximo por la guardería, en especial el enorme trabajo realizado por Juan el guarda de la misma.
Con un buen madrugón afrontábamos el viaje de casi dos horas hasta Aldeaquemada, cuna de la montería, para realizar la junta montera dentro de la misma finca.
Como el sorteo ya se había realizado la noche anterior con el fin de acelerar el cierre de la mancha, la salida de las armadas no se hizo esperar después de un buen café y un repaso a los cupos establecidos para esta montería y normas de seguridad.
En esta ocasión me tocaba montar la traviesa del río Guarizas, lo de río era sólo el nombre porque era un tremendo secarral de piedras casi intransitable.
Antes de llegar a mi puesto, ya se podían escuchar los primeros disparos sobre las reses que comenzaban a moverse. A las 11:00h. se soltaron las 16 rehalas que batirían la gran mancha de más de 600 has. de un apretado monte y quebrados barrancos, disfrutando de unos tremendos tiraderos de testero que pondrían a prueba la puntería de más de un montero.
Desde mi puesto pude ver a lo lejos la carrera de un venado que se zafaba de los puestos y salía ileso, más tarde me cumplieron algunas ciervas e intenté hacerme con una para cerrar el cupo de una cierva por puesto pero no estuve a la altura y fallé dos lances seguidos; mientras tanto las ladras y disparos eran intermitentes y parecía que la cosa no pintaba mal y los monteros se estaban divirtiendo.
El calor era tremendo y estaba haciendo mella en los perros que tras varias carreras con las reses buscaban la poca agua que quedaba en algunas pozas del río. Ya mediada la montería, pude ver un buen venado muy lejos en lo alto de un morro que se tapaba entre unos lentiscos, probé suerte, ya que estaba a más de trescientos metros y con dos disparos traseros de mi 338 se perdía por el viso sin suerte para mí.
Casi finalizada la montería y sin haber visto ni un cochino de los muchos que esconde la mancha, observo por mi izquierda cómo se aproxima hacia mi puesto un majestuoso gamo y sin pensármelo dos veces le suelto el primer disparo casi de cara a unos cien metros temiendo que se me tapara más, errándolo y asegundándole otra bala de 225 grains de mis nuevas Hornady y lo tumbo rápidamente entre unos lentiscos, más tarde pude comprobar que el tiro aunque algo trasero era mortal y efectivo.
La alegría y el subidón por haber conseguido tan precioso trofeo me hicieron olvidar la falta de venados y jabalíes en mi puesto.
Una vez finalizada la montería nos apresuramos a recoger las reses abatidas para que no se estropeasen por tan tremendo calor, es una pena tener que montear con estas condiciones después de tantos meses de trabajo y dedicación por parte de tanta gente para que te lo juegues todo en tres horas.
En fin no queda otra que resignación y afrontar la realidad del cambio climático que estamos sufriendo, la caza necesita agua y frío y nuestras rehalas podrán trabajar mejor para que los resultados sean mejores.
Una vez en la junta de carnes, las caras de preocupación por los resultados eran latentes, es mucho lo depositado en este proyecto y la responsabilidad de la directiva pesa cuando las cosas no salen del todo bien, son muchas las preguntas que te haces, no hemos elegido bien la fecha, demasiado pronto, quizás demasiado tarde, esto es caza...
En el recuento final, 4 gamos, uno de ellos en verde posible plata, el mío el segundo mejor, se vieron más ejemplares desde varios puestos pero sin suerte, 16 venados de montería, destacando uno de catorce puntas abatido por Antonio Carrasco, 8 jabalíes a disparo y un par de agarres que quedaron en el mote, y una veintena de hembras entre gamas y ciervas, 50 animales en total.
Como anécdota decir que como monteábamos con un venado de cupo, algunos puestos decidieron no disparar sobre reses de poca porte esperando el venado que nunca llega, y por el contrario, monteros que abatieron el cupo y después se apenaban de ver cómo buenos venados se les pasaban sin poder abatirlos, cosas de los cupos en las monterías, qué se le va a hacer; y los guarros fueron los grandes ausentes en el cemento, muchas más eran nuestras pretensiones, después de ver las imágenes captadas por las cámaras nocturnas, pero con tantas reses y tanto monte, ya se sabe lo que hacen los cochinos.
Quiero agradecer a todos los socios en general su deportividad y compañerismo demostrados en estas jornadas de caza y que sigamos disfrutando de lo que más nos gusta.
No puedo olvidarme de la guardería, que ha mostrado en todo momento un interés enorme para que las cosas nos salieran bien, a las rehalas con sus podenqueros, sin ellos esto sería imposible, y los muleros, que gracias a ellos podemos presentar en pocas horas nuestros trofeos en las juntas de carnes, gracias.
Os dejo algunas imágenes para el recuerdo
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