AGUA, AGUA Y MAS AGUA...
Otro año más nos dimos cita en el Hotel el Arroyo, de la localidad de Arroyo del Ojanco, para desayunar y celebrar el sorteo de la montería en la Finca la Teja, gestionada por la familia Carrasco.
La noche había sido muy lluviosa y la mañana no era diferente, presagiando que íbamos a tener una jornada cargada de agua. Nuestra ilusión por cazar nos hacía pensar en que el día se abriría, pero todo lo contrario, el agua fue a más, y como podéis ver en las fotos, parecía el diluvio universal; los arroyos se convirtieron en ríos.
La colocación de las armadas fue una odisea, caminos cortados, teniendo que dar vueltas por otros itinerarios muy largos y desconocidos para la mayoría, hasta finalmente poder situarnos en nuestro puesto.
La suelta de los perros no pudo realizarse en los lugares de costumbre, ya que les fue imposible a los remolques de las rehalas moverse por la finca. Los rehaleros comenzaron la mano y empezaron los disparos, intermitentes pero abundantes, las reses ya estaban en movimiento.
Las rehalas en mi armada, cazaron en sentido contrario al habitual, desplazando así la caza a sus huidas naturales y cargando la suerte a los últimos puestos de la armada a los cuales les entró una gran piara de unos 15 cochinos. Los monteros afortunados por tan grata sorpresa fueron Palomares y Nicasio que descargaron sus rifles en varias ocasiones, cobrando cuatro marranos, uno de ellos con boca y el más grande fue arrastrado por el río Butarrajas, que da nombre a la armada, después de haber rodado el animal por una fuerte pendiente; a estas horas estará por Sevilla.
Una vez finalizada la montería, comenzaba la odisea de sacar las reses abatidas y volver por nuestros pasos al cortijo de la finca. Coches atascados y embarrados fue la tónica general; hubo que dejar alguno en el campo para recuperarlo al día siguiente ayudados por tractores.
Finalmente llegamos al cortijo donde nos refugiamos en una carpa prevista para la jornada; muchos fueron los monteros que habían tirado y lamentaban sus fallos, visores empañados, el viento, etc.
Ya conocéis el sistema, pero bueno, el plantel de reses no fue tan escaso como a priori nos imaginábamos después de un día tan malo para cazar; tres venados, una docena de cochinos y otras tantas ciervas.
Otro día para el recuerdo, más por la lluvia que por la caza pero como se suele decir a mal tiempo buena cara y ya estamos pensando en el Villar, a ver si no nos llueve.
Como anécdota, la degustación de Whisky Chivas, por gentileza de nuestro amigo Manolo y Cazaworld; que si que tiene buenos contactos, para hacernos pasar unas buenas risas y olvidarnos de las adversidades.
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