El pasado domingo tube el placer de compartir una jornada de caza con el grupo de monteros que gestionan el coto privado de caza Los Huecos de Bañares, en la Sierra del Segura.
Mi amigo Juan Miguel Vélez llevaba tiempo proponiéndome acompañarle en una de sus aventuras domingueras con su grupo, y una vez echo un hueco en el calendario, preparamos los artes y pusimos rumbo hacia la localidad de Segura de la Sierra, en donde residen varios socios del coto, y es parada obligatória para tomar un café bien caliente, que nos prepare para el sinuoso viaje a lo largo de la sierra.
Una vez llegados al coto, Pedro, que ejerce de capitán de montería, nos daba las instrucciones pertinentes para que la jornada de caza fuera lo más placentera posible, insistiendo en un correcto comportamiento por parte de los monteros a la hora de respetar la caza y a los compañeros.
El día no podía pintar mejor, despejado, a pesar de las nieves caídas hacía breves días, y una temperatura agradable a pesar de la altura a la que nos encontrábamos.
Las rehalas no paraban de ladrar, intuyendo que la suelta estaba próxima y su nerviosísmo era latente.
Una vez finalizado el sorteo de puestos, quedaba un buen trecho hasta cerrar toda la mancha, debido a la orografía del terreno.
Desde el puesto, se podía contemplar la cima de Cabeza la Mora, impresionante.
Panorámica desde el puesto. |
Los perros invadieron la mancha, y el silencio se convirtió en música, como decimos los monteros, las ladras no pararon durante toda la montería, los disparos fueron escasos, hasta que las rehalas desencamaron varios cochinos cerca de mi puesto, a unos escasos 30 metros, la tensión era enorme, pero probablemente el aire me traicionó y no cumplieron, uno de ellos se dejó agarrar y otro cruzó la armada y Vélez le soltó dos disparos, alcanzándolo trasero, se salió de la mancha con varios perros y unos cuantos disparos más de Sergio, que lo divisaba desde su balcón.
Algunos puestos son impresionantes. |
Detalle de las camas a pocos metros de mi puesto. |
Las rehalas y podenqueros realizaron un fantástico trabajo. |
Uno de los jabalíes abatidos. |
El resultado final estuvo por debajo de lo esperado, cobrándose algunos cochinos, pero no a lo que tiene acostumbrado dar esta mancha, según me informaban los socios y directiva del coto.
Pero como siempre digo, la caza es así, y yo disfruté muchísimo, reuniendome con amigos que ves un par de veces al año, y no descarto una nueva visita a estas sierras segureñas, donde lo que prima es un buen día de campo, una buena comida, y disfrutar de las vistas. Eso es cazar.
De vuelta todavía pude hacer alguna fotografía interesante. Sólo me queda agradecer a la Sociedad del Coto de los Huecos de Bañares, lo bien que me acojen siempre que los visito. Muchas gracias por todo.
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