martes, 15 de enero de 2013

MONTERIA SIERRA LEON


Dicen que sobre los cobardes nunca se ha escrito, y eso es lo que debimos pensar mi compañero Salvador García y yo cuando nos decidimos embarcar en este viaje a nada menos que Valverde del Camino, provincia de Huelva.

El sábado dedicado a degustar los manjares que esconde esta tierra y el domingo madrugón para reunirnos con el Club Montero los Independientes, perteneciente a esta localidad.
La tradición montera en estos lares, se remonta a más de un siglo, y en este término, cazan dos clubes monteros, celebrando una veintena de monterías por temporada en las distintas manchas que poseen.

Estos monteros, son verdaderos apasionados de la caza y de los perros, entendiendo la montería de una forma particular, donde priman las reuniones entre amigos, las tertulias cinegéticas, el buen comer, eso sí, siempre en el campo, acompañados de unas buenas brasas, donde dar cuenta de buenos manjares, pero sobre todo, que prime la seguridad en toda la montería.

Según me relataban los ojeadores, rehaleros para nosotros, es la localidad de España donde hay más rehalas censadas; la afición por el perro de rehala es grandísima, en especial por la raza paternina o paterneros.


La mancha que tocaba cazar, era la de Sierra León, con más de 1.000 has. de denso matorral, compuesto esencialmente por jaras, eucaliptos y encinas. La orografía es muy quebrada, con fuertes barrancos y puestos de testero la mayoría.

La batirían 24 rehalas, todas de la localidad, y se cerraba la mancha con 127 puertas, que es como ellos llaman a los conocidos puestos. El sortéo se realizó en dos fases, la primera por vehículos, cada conductor obtenía un número para el orden de salida y armada, y una vez en el campo, cada armada sorteaba los puestos entre los miembros de la misma.


Puede parecer lioso, pero fué rápido y efectivo, y todo el mundo contento, método eficaz al ser un gran número de puestos.
A nuestro coche le tocó la Armada de Linde Calero, puestos 7 para Salva y 8 para un servidor.
En este caso me acompañaba mi mujer, que no desprecia nunca un viaje de placer.




 La montería comenzó despues de una hora en el puesto, con alternativas ladras, pero muy pocos disparos, cazábamos en esta ocasión venados, ciervas y jabalíes sin cupo.
El puesto muy bonito, con un pequeño testero y un denso matorral a mi izquierda, por el que presumiblemente aparecería la caza, y así lo hicieron un grupo de tres cochinos que no pude tirar al cruzarme por el viso, como mandan los cánones, avisando al puesto de la derecha el cual abatió dos de ellos.
Más tarde me cumplieron dos ciervas, las cuales no quise tirar, deleitandonos con su carrera.
La cosa se fue enfriando poco a poco, hasta finalizar; el resultado había sido muy por debajo de lo esperado, cobrándose 5 venados y una decena de jabatos, que es el nombre que allí recibe nuestro querido jabalí.
Finalmente despues de unos apretones de manos, pusimos rumbo a nuestra tierra.
Quisiera dedicar este post, a Manolo Bonaño, que es el miembro de este club, que nos facilitó la posibilidad de asistir a este gran día de caza.




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