lunes, 10 de febrero de 2014

FIN DE TEMPORADA EN LA TEJA

El título de la entrada podría haber sido "Odisea en Butarrajas", porque es mas bien lo que fue, toda una odisea el poder salir del  tremendo barrizal que había en mi armada.

Nos reuníamos un grupo reducido de amigos para montear a gestión, una pequeña mancha de la Finca la Teja, cercana a la localidad de Arroyo del Ojanco, invitados por la familia Carrasco.

La idea era finalizar la temporada de caza en Andalucía, arropado por amigos y con una buena comida en el cortijo de la finca, y así fue, pero deslucido por el tremendo "día de perros" que nos hizo.

El parte meteorológico ya lo sabíamos, y como se suele decir, se equibocan poco. Pero, como nos puede más la pasión por la caza, nos encaminamos hacia nuestros puestos por armadas, para cerrar la mancha; butarrajas era la mía, ejerciendo de postor.

El llegar a los puestos fue dificultoso, pero con éxito, pero al salir de ellos es donde las cosas se complicaron.

La montería transcurrió con normalidad, pero el tiempo que nos hizo fue desastroso, mucho aire, agua, y algo de frío. Era practicamente imposible enterarse de las ladras, y no digamos de ver algo a través de los visores.Desde mi puesto, pude ver el desencame de una cochina y dos primales, soltándole un disparo a la cochina, a muy larga distancia, sin éxito. Mas tarde la tiraba otro puesto, con la misma fortuna; pude contabilizar, una treintena de disparos.

Una vez dada por finalizada la montería, me dispuse a llamar al resto de la armada para intentar sacar mi coche del tremendo atolladero en el que lo había metido, gran parte de culpa mía, por confiarme y sacarlo de la pista, tremendo error, no era capaz ni de moverlo.

Con la ayuda de Santiago y su Nissan GR, preparado para estos menesteres, pudimos sacar el mío, utilizando el cabrestante y su pericia, muchas gracias Santiago. Por un momento pensé que el coche dormía en el monte, y tendría que rescatarlo con un tractor el día siguiente.

Una vez todos a salvo en el cortijo, las caras sonrientes de los rescatados y los rescatadores eran latentes; podíamos comer tranquilos, aunque la caza no nos había ido tan bien, lo importante era que no había ocurrido nada, excepto el susto que tardaré en olvidar.

El resultado de la jornada era lo de menos, ya que de lo que se trataba era de  pasar un buen día.

Se sacaron tres venados de montería y alguna res que quedó en el monte, se rescataría el día posterior.

Gracias a la família Carrasco por ofrecernos su finca y cortijo para finalizar esta temporada en Andalucía.















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